“Se veía venir”. “Era previsible”. “Estaba acordado”. Los argumentos se repitieron del otro lado del teléfono y vía chat. Cerca de la vicepresidenta Cristina Kirchnercombinaron resignación con pragmatismo a la hora de hablar del “repliegue” de su tropa en el gobierno de Alberto Fernández, que ayer vivió otro capítulo con las renuncias del secretario de Energía, Darío Martínez, y su subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo.
La idea predominante, al día siguiente de los desplazamientos, es que se trató de un “paso natural”, ya que -aseguraron- “es lógico que Sergio [Massa] ponga a su gente. Es su tiempo y no vamos a poner obstáculos”, razonaron desde un despacho kirchnerista. “Estuvo todo acordado con la coalición”, corroboran a LA NACION cerca de Massa, e incluyeron en el pacto no solo a la vicepresidenta sino también al presidente Alberto Fernández, que participó ayer en Bogotá de la asunción de Gustavo Petro como nuevo presidente de Colombia.
Desde el sector que responde a la vicepresidenta recordaron que no se trata del primer cambio ordenado por el tigrense, que la semana pasada removió a todo el gabinete económico para ubicar allí a funcionarios de su confianza. Incluso, como en el caso de Raúl Rigo y Claudia Balestrini, repuso en sus cargos a referentes del área económica de Martín Guzmán cesanteados durante la breve gestión de Silvina Batakis al frente del ministerio. La idea, comentaron desde ese sector, fue darle a Massa la “potestad” para tomar decisiones según su propia lógica, distante por caso de la resistencia de Martínez y Basualdo a los aumentos tarifarios, motivo de encontronazos con Guzmán y hoy aceptados a regañadientes por todos los miembros de la coalición.
“Fuerza compañero Sergio Massa”, tuiteó la semana pasada Andrés Larroque, ministro del gobierno de Axel Kicillof, cuando el extitular de la Cámara baja asumía su cargo. El dirigente camporista suele expresar las ideas de su jefe político, Máximo Kirchner, y sus palabras-que solían apuntar al propio Presidente y muchas de sus políticas-se leyeron en clave de apoyo implícito a los cambios propuestos por Massa, incluidos los movimientos de piezas que se dieron ayer.
Como otra muestra del sentido de sus próximos pasos, desde el Ministerio de Economía ratificaron que el jueves la nueva secretaria de Energía, la salteña Flavia Royón, informará la “entrada en vigencia de la segmentación (de tarifas) y tope de consumo por zona y sector”. Las renuncias de Martínez y Basualdo facilitaron el camino, y los diálogos previos evitaron críticas desde el mismo seno del Frente de Todos.
La idea de un pacto de no agresión en marcha tuvo hoy otro capítulo. El jefe de gabinete, Juan Manzur, publicitó su reunión con la titular de PAMI, Luana Volnovich, integrante de La Cámpora y cercana al diputado Kirchner. La semana pasada, Manzur aseguró que creía en la “inocencia” de la vicepresidenta en la causa denominada Vialidad, y que estaba convencido de que Cristina “demostrará su inocencia” en esa y otras causas que la involucran.
“Creemos que no se especula con que a Sergio le vaya mal. Evidentemente han cedido, hay cuestiones que no están en el manual de uso kirchnerista. Pero ella (Cristina) sabe que esta es la única forma para estabilizar la economía y también la política”, reflexionó con tono conciliador un experimentado referente del massismo en torno al evidente giro del cristinismo.
En los despachos que responden a la vicepresidenta, dentro y fuera de la Casa Rosada, hay una consigna unificadora: “dar tiempo” a Massa y esperar, a la vez, medidas de corto plazo que compensen en materia social los costos políticos que implican el freno a la emisión monetaria y subas tarifarias que ya implementa el nuevo ministro.